El Plagio de la Muerte

El plagio es un delito que se castiga con una más o menos jugosa multa, o con algun tiempo, a veces años, en la cárcel, según sean los casos y los paises.
Pero de vez en cuando, ocurre que, nuestro peor castigo a un error de ese tipo no viene de la ley, sino más bien… por otros cauces.
Algo parecido es lo que le pasó a la protagonista de mi historia.
Alma era una escritora de éxito y renombre, pero ultimamente estaba empezando a sentir eso que muchos escritores denominan “bloqueo”: una especie de parálisis creativa ante un papel en blanco, algo bastante común en ese trabajo.
Un dia llegó a sus manos un manuscrito titulado:”La maldición del Cairo”.
Una especie de novela de misterio sobre unos asesinatos y unas desapariciones misteriosas en la bella ciudad del Cairo durante el siglo XVI con brujería, sectas y religión de por medio.
Un argumento curioso y original para una novela de misterio.
Lo que le pareció más curioso aún fue que venía sin firmar, es decir, sin nombre de autor.
Lo leyó y le pareció lo suficientemente bueno como para, sacando dos o tres ideas de ese manuscrito sin firmar y desarrollándolas ella mejor, claro, tener un muy buen material.
Con esas “ideas” sacó un libro al que llamó:
“Magia negra, manos blancas”.
Iba sobre una bella mujer que, tras pasarlo realmente mal con los hombres, decide recurrir a la magia negra para vengarse de ellos uno por uno.
Tras su publicación empezó a recibir llamadas anónimas muy amenazadoras y preocupantes que se hacían cada vez más frecuentes.
La voz del otro lado no se identificaba, su tono parecía misterioso y sólo decía:”Vas a pagar por lo que has hecho”.
La policía no pudo hacer nada al respecto: Según ellos, al no haber identidad, ni pruebas de que la vida de Alma estuviera en peligro, ni nada por el estilo no había sospechoso contra el que poder actuar de alguna manera.
Entonces pasó algo que ni ella se esperaba que pudiera pasar ni tampoco se lo creía:
Las ventas de su libro bajaron cuando apenas acababa de publicarse y su vida personal se fue al traste de la noche a la mañana dejando de existir para su marido.
Era como si alguna especie de mal de ojo se hubiera atravesado en su vida y no sabía muy bien como ni el porque pero se había apoderado de su existencia y la estaba destruyendo de un modo cruel e inesperado.
En ese mismo instante, justo cuando estaba empezando a pensar en todo lo que ocurría a su alrededor, recibió una llamada de la misma voz de siempre pero esta vez en tono más dialogante.
“Si quieres saber que está sucediéndote, ven al cementerio a eso de la media noche y te lo explicaré”, dijo la voz y colgó.
Alma esperó a que la medianoche llegara e hizo lo que la voz le pidió. Ella le estaba esperando en la puerta y la llevó hacia dentro.
A su llegada encontró a su marido llorando sobre la tumba de alguien.
Al verlo se acercó muy despacio y lo llamó:”Luis”.Pero el no la escuchó.
Mientras se dirigían a la tumba Alma pudo escuchar como su marido hablaba con la persona que yacía allí.
“Amor, no te imaginas cuanto te extraño. Me haces mucha falta. ¿Porqué tuviste que dejarme solo? El libro que encontré en el desván ¿recuerdas?, lo publiqué en tu memoria, a pesar de tu oposición y es todo un éxito. Me pregunto porque no lo querías publicar, es bastante bueno.”
Alma no podía creer lo que estaba escuchando.
Esperó a que Luis se fuera para acercarse a la tumba lo suficiente como para leer el nombre de la persona a la que su marido lloraba con tanta pena.
No pudo creer lo que estaba leyendo:
Un nombre:”Alma Risueño Pérez”.
Una dedicatoria bajo el nombre:”Querida amiga, amante esposa.”
Bajo la dedicatoria una fecha:”7/abril/1958-15/mayo/2005”
“Eres tú a quien tu marido lloraba.” dijo el fantasma.
“Durante tu bloqueo creativo te suicidaste por no poder soportar la idea de pensar que jamás volverías a escribir algo como lo que habías estado escribiendo hasta la fecha”dijo antes de irse para siempre.
Entonces recordó porque el fantasma le hizo recordar en voz alta:
“El libro del que saqué las ideas para “Magia negra, manos blancas” era uno que yo misma escribí cuando estaba en el instituto y apenas estaba empezando a vivir y a crear literatura. No lo firmé por miedo a que en las editoriales me dijeran que no era lo bastante bueno como para ser publicado o leido como poco. Tampoco pensé que alguien pudiera estar interesado en hacerlo. Asi que ni lo firmé ni lo mandé a editoriales.
”La maldición del Cairo” quedó como se quedan todos los primeros intentos de novela de todos los escritores inseguros de si mismos y de su propio talento:
Arrinconado en el desván y algo para el recuerdo.
¡Seré necia, me he plagiado a mi misma!” dijo Alma y empezó a reírse.

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